La Valoración de la personalidad
En la valoración de la personalidad, existen varios modelos en el presente, tales como la evaluación multiaxial propuesta por el D S. M. 4, la valoración de Millón. Una forma novedosa de evaluar la personalidad no es en base a los trastornos propiamente dichos, dado que no existen trastornos clínicos puros; más bien una propuesta nueva sobre la cual se está trabajando es la del diagnóstico en base a " Estilos de la Personalidad".
Por ejemplo la valoración de Millón es para pacientes con problemas clínicos marcados, lo que hace difícil evaluara personas que no tengan un problema significativo. La idea principal es que, utilizando los mismos principios del D S M 4 sobre trastornos de personalidad, evaluar no tanto un trastorno sino más bien un estilo, es decir el lugar de puntuar verdadero o falso, o presente o ausente, se utiliza una escala en la que la persona selecciona una opción en una Escala Licker de marcar cero a seis, o de Uno a siete, donde se refleja hasta qué punto la persona posee un cierto estilo de personalidad; no un trastorno. El cambio está entonces en la forma de evaluar.
Se puede hablar entonces de un patrón estable en el tiempo, mas no de un diagnóstico de trastorno. Esto hace que habitualmente las personas puntúen en dos o más estilos de personalidad, dentro de los cuales aparecen estilo predominante y otros estilos ya no tan intensos más sin embargo presentes.
Dentro de los estudios que hemos realizado, hemos encontrado que patrones que suelen ir juntos, por ejemplo el Narcisista y el Antisocial suelen ir acompañados, o bien el Dependiente y el Histriónico. En cambio hay otros que no suelen ser compatibles como por ejemplo el Antisocial y el Dependiente. Esto depende de las características de cada trastorno pues entre algunos de ellos hay posibilidades de compatibilidad y entre otros no la hay.
Esto en todo caso, no intenta ser una guía de tratamiento, pues en psicología no podemos hablar de pautas de tratamiento puras. La valoración de estilos de personalidad es más bien un complemento del análisis funcional de la conducta. Esto es así dado que el tratamiento psicología no depende del diagnóstico sino más bien de lo que el terapeuta evaluar la consulta, basándose en lo que a su criterio en concordancia con el paciente resulta funcional o disfuncional para la persona. No es como en el caso de la medicina, que partir del diagnóstico se prescribe algún medicamento para eliminar a controlar los síntomas; sino más bien esta valoración es una herramienta como tantas otras que existen, la cual favorece a hallar posibles factores de mantenimiento de la conducta disfuncional.